Han pasado 19,358 días desde el día en que nací y finalmente lo entiendo, y ha tomado la visión de una persona significativamente más joven que yo para enderezar los caminos de mi entendimiento.
Este Jesús al cual conocí hace muchos años, este mismo Jesús de quien he estado aprendiendo y al cual he estado siguiendo y por quien he estado gritándole al mundo a toda voz, no pertenece a la categoría de hombre en la cual yo le había clasificado, de hecho todo el mundo se equivoca acerca del Jesús que dicen conocer, o al menos la mayoría del mundo cuando habla de Jesús, no esta hablando de la persona que realmente Jesús es; no porque Él no sea el hijo de Dios, sino porque Él no está sujeto a ninguna bandera, himno o nación, porque Él no le pertenece a nadie más que a Dios. Porque Él no sigue ninguna religión o dogma o tradición o norma de hombre, porque él representa la libertad y la vida y se levanta por sobre todos reto o circunstancia, porque el verdadero significado de vivir sólo se encuentra en Él, porque el verdadero descubrimiento de la vida esta sólo en Él, porque Él es sólo un hombre sencillo, pero no es cualquier hombre.
Me equivoqué al juzgarlo porque yo seguía insistiendo en que él era un israelita, y Sí, El nació en Israel, pero estaba conectado sólo a este país por el nacimiento físico, por nacimiento humano, no por su naturaleza, la suya es una naturaleza cosmopolita, Sus pensamientos son ilimitados y sin fronteras, porque él ve su propósito unido a una necesidad, una que no esta supuesta a ser satisfecha en una sola nación, sino en todo el mundo. Y el mundo fue siempre en su intención, y fue parte de su visión, a pesar de haber limitado su ministerio a sólo Israel,
De hecho todo su ministerio en sí mismo es un extraordinario modelo de planificación estratégica, ya que si lo miramos en el contexto del desarrollo, este es un modelo digno de imitación en prácticamente cualquier aplicación a la vida. Pues Él comenzó su trabajo en una pequeña aldea de Israel, en uno de los más pobres y pequeños pueblos de la región en aquellos momentos, y desde allí enfocándose en la enseñanza y la formación y multiplicación, Él estableció las condiciones para una explosión a lo largo de todo Israel, y a su debido tiempo del mundo entero. Esto funciona igualmente bien en la agricultura, se planta una semilla, la nutres, germinas, la alimentas, la ayudas a crecer, y cuando es lo bastante fuerte, la clonas, y se producen muchas más pequeñas plantas, hasta que puedas llenar todo un campo. O en el comercio o la industria, se establece el producto para el desarrollo y la comercialización, y se prepara a aquellos que lo llevarán a otras regiones. Jesús dijo a Pedro y Andrés, "Yo os haré pescadores de hombres" (Lucas 5:10) y así lo hizo, en sólo tres años estos hombres estaban ya dispuestos a tomar el mundo, y el cristianismo se extendió a lo largo de todas las naciones del mundo conocido.
Es cierto que Él era un israelita, sin embargo, su propósito era de largo alcance, mucho más allá de las fronteras de Israel cuando él comenzó su ministerio, su visión no estaba limitada por restricciones humanas o fronteras físicas.
Seguí insistiendo en que Él era un revolucionario, y Sí, Él eventualmente causo una revolución en todo el planeta, mediante la creación de una nueva visión del mundo, una que ha despertado los corazones de miles de millones de personas a un nuevo entendimiento, y en el contexto de este nuevo entendimiento Él Fue y sigue siendo la voz de la razón, una voz que expresa con pocas palabras el significado de la transformación, de la comprensión, del descubrimiento, de la verdad, una voz que despierta el alma a través del corazón del hombre, y trae un nuevo significado a la vida, un nuevo significado de ser persona, de ser individuo, y una nueva esperanza a la humanidad.
Jesús no se había propuesto luchar contra nadie en particular, o contra fuerzas especificas como muchos proponen, no contra fuerza humana o espiritual, porque en realidad Él era la voz de la mansedumbre, la voz de la paz, y Él no tenía la necesidad de luchar, porque estaba más allá de cualquier desafío humano, Él está más allá de toda actitud o emoción humana. Y tanto en el mundo natural como en el espiritual Su lucha era simple, porque Él vino a hacer, y no en busca de conflictos, de hecho todas Sus confrontaciones registradas no son proactivas, sino reactivas, Pues había un trabajo que hacer y esto implicaba que habría que destruir cualquier muralla de la oposición, y así lo hizo.
Ciertamente hubo una revolución porque el cristianismo, en la manera en que se tornaron los acontecimientos, terminó por desestabilizar el sistema, y con el tiempo logro superar toda oposición humana. Sin embargo, no fue la espada la que trajo este resultado, fue la mano de Dios. Toda mayor intervención humana en el cristianismo en los años que siguieron la muerte y resurrección de Jesús, con todas sus violencias, fueron esencialmente obra de del hombre, y terminaron por oscurecer y tomar como rehén el trabajo del Señor.
Jesús no vino a la tierra para ser un revolucionario como entendemos revolución, la revolución sin embargo, sólo se produce como consecuencia del cambio, y el cambio fue el motivo que le movió a el a cada uno de sus pasos, todo su ministerio estuvo enfocado en poner en orden algunas cosas que habían sido rotas, y cuan magnífico fue el resultado, pues Él hizo exactamente lo que había venido a hacer.
Seguí insistiendo en que Él fue un poderoso profeta, y de hecho, sí era un profeta, y como profeta vino a afectar a pasado, el presente y el futuro, a anunciar la llegada de una nueva era, la era de la razón, para traer la revelación de un nuevo pacto, y para sentar las bases de una nueva ley, de justicia por la fe y la redención por la gracia. Como profeta le dijo al mundo, ha llegado el momento para el cambio, y el reino de los cielos ha llegado a tomar control de los caminos del mundo, y por esta razón Él fue clavado en un árbol por los suyos, lo que aquellos que le hirieron no entendían en ese momento es que no le imponían la pena de muerte, en su lugar aquellos hombres de maldad lo encaminaban al cumplimiento en Él de la profecía de la expiación, con la cual Él lavó los pecados del mundo entero.
Sí, Jesús fue un profeta poderoso, y hoy día estamos viviendo en la carne Sus profecías, pues vemos, una tras otra, cada una de sus profecías cumplirse en preparación para su eventual retorno. Estamos experimentando su presencia en nuestras vidas mientras caminamos en Su palabra y vemos el cumplimiento de su promesa hacerse realidad en nuestros pasos, mientras nos regocijamos al descubrir que la libertad que nos ha sido dada no tiene igual en términos humanos, y no puede ser reemplazada por ninguna obra u objeto o condición creada por el hombre, al descubrir que las ilimitadas oportunidades para volar como el águila son tan abrumadoramente estimulantes que no pueden ser sustituidas por nada que podamos encontrar en esta limitada vida terrenal.
Sí, Jesús era un profeta y es un hecho que Él es poderoso, y puedo decir con confianza que su voz sigue resonando hoy día, rompiendo barreras, levantando nuevas olas y cambiando las formas terrenales, y trayendo las bases de este mundo a un nuevo nivel de entendimiento, y sus milagros continúan hoy incitando las llamas de las evidencias de su gran poder, y su profecía continua hoy obviando una verdad inconmovible.
Yo seguía insistiendo en que Él es el hijo de Dios, y sí, que Él lo es. Él nació de virgen "y él crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres" (Lucas 2:52). Pero Él no sólo es el hijo de Dios, Él es Dios en la carne, Él es Dios que vino a la tierra con una misión, una misión que ningún ser humano podría haber tomado alguna vez, Él tomó sobre sí la responsabilidad de proporcionar un camino de salvación para la humanidad, la de ofrecer una forma de satisfacer su perfecta justicia para que la humanidad tuviera una puerta hacia su reino, Él vino a dar un primogénito, un cordero sin manchas que pudiera ser sacrificado una vez y para siempre como retribución por los pecados de la mundo. Y sólo a través de este acto de amor inconmensurable pudo establecerse el escenario para que el hijo pródigo encontrara el camino a casa, para que la oveja perdida pudiera retornar a su redil. Él rompió el velo que nos separaba de Él, y sólo Él pudo haber ejecutado tan trascendente labor, porque no había nadie más, y este hecho nos hace hoy capaces de proclamar que no hay otra forma bajo el cielo, por la cual cualquiera puede ser salvado. (Hechos 4:12)
Sí, Dios puso su trono a un lado y vino en la forma de un niño a vivir la vida del hombre, para experimentar los dolores y las angustias y el gozo de la vida, a ser un hijo, y un hermano, y una persona, un ser humano de carne y hueso, quien podía recibir contusiones y heridas, y reír, y jugar, y trabajar con sus manos, y experimentar todas y cada una de las experiencias humanas, para que nadie le puede decir acerca de lo que es sufrir, de cuáles son los placeres y los dolores y las tribulaciones de una caminata en la carne, y esta magnífica experiencia le ha dado una perspectiva maravillosa sobre la condición humana, una que le hace sensible a nuestros dolores y nuestras debilidades y nuestras fortalezas, una que lo identifican con nosotros y le da el placer de una verdadera comprensión de su creación, porque nadie tiene que decirle cómo se siente el ser humano, o lo qué significa tener sueños y pesadillas y esperanza, pues el pudo ver lo que vemos, saber lo que sabemos, y experimentar los impulsos y las necesidades y las tentaciones que vivimos cada día.
Esta extraordinaria experiencia, la misma experiencia que confirma su entendimiento de que la vida humana vale la pena salvar, le permitió dar un paso adelante cuando fue llamado al deber como cordero de sacrificio, y decir durante una cargada noche de agonía en Getsemaní, "no se haga mi voluntad, sino la tuya. (Mateo 26:42)
Cuando por fin llegué a comprender el significado de servir a un Dios que me conoce, que realmente me conoce, que sabe exactamente lo que paso cada día, no sólo porque Él lo sabe todo, sino porque Él experimentó mis experiencias en su propia carne, y Él puede identificarse y conectarse conmigo, no sólo me llena de una satisfacción verdadera y de una paz inexplicable, me llena también de la convicción de que mi lugar junto a él está a salvo, de que él se asegurará de que mientras yo le sea fiel a Él, Él va a estar en mi esquina todo el camino hasta el final, empujando conmigo y animándome y dándome fuerzas. y que cuando llegue el momento, Él estará esperando por mí, regocijándose al darme la bienvenida a casa, mientras abre sus brazos y dice, yo sabía que lo lograrías, ven a casa mi hijo, déjame ponerte sandalias nuevas en los pies y un vestido nuevo a tus espaldas, ven a casa y vamos a celebrar, porque finalmente estas aquí . (Lucas 15:22)
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús