Las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo acerca de nuestra paz interior son entendidas por pocas personas; y sólo aquellos que están verdaderamente conectados con Dios aprenden a vivir esta paz. Y Dios va al extremo en su interés de enseñarnos a tener paz, Pues encontrar esa paz nos lleva a un nivel diferente de comprensión y a un estatus diferente en nuestra relación con Dios La cosa es que encontrar la paz no es algo que podemos lograr mediante la búsqueda de ella, o mediante la practica de ejercicios especiales o a través del estudio, porque esta paz no viene del hombre o del medio ambiente, o desde dentro de nosotros, sino de Dios mismo . Así pues, la única manera de encontrar esta paz es estando cerca, muy cerca de Dios, caminando en obediencia y sumergidos en su palabra, y viviendo una vida de oración y un compromiso con la pureza y la santificación. Filipenses 4:6-7 nos dice: No se inquieten por nada, pero en toda oración y ruego, con acción de gracias, traigan vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. En este pasaje, Dios está tratando de enseñarnos acerca del poder demoledor de la ansiedad y la agitación interior, y, al mismo tiempo, Él nos está dando una fórmula, una llave que puede abrir el flujo de los ríos de agua viva que limpiaran nuestra alma de la agitación y la preocupación, y nos llevará a un mayor entendimiento y a encontrar ese eterno deposito y fuente de vida y sabiduría que es la paz interior. Helen Keller dijo una vez: "Yo no quiero la paz que sobrepasa todo entendimiento, prefiero el entendimiento que trae la paz". Y sería de tontos tener el conocimiento de como obtener el más codiciado de los sentimientos, la sensación de paz interior y no ejercer ese conocimiento para alcanzar esa paz. Y sin embargo, son muchos los tontos que saben cómo conseguirlo y no pueden. Dios nos ha dado suficiente material para adquirir ese conocimiento, He aquí algunas referencias:: Isaías 26:3 nos dice: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado. Y en Juan 14:27, encontramos a Jesús que nos dice: La paz os dejo, mi paz os doy. Yo no os la doy como la da el mundo. No dejen que se turbe vuestro corazón y no tengan miedo. Y en este versículo, podemos identificar que el mismo Jesús nos da su paz, el mundo ha tratado de crear incontables maneras para ofrecer la paz a los hombres, y sin embargo, cuanto más buscamos, más nos damos cuenta que estos son intentos ficticios y pésimos atentos de adulterar lo real. El mundo nos ofrece parches momentáneos que solo conducen al dolor acumulado, ya que las correcciones momentáneas, al igual que los analgésicos, ocultan los síntomas por un momento, pero no nos ofrecen una solución a los problemas. Y hoy día existen muchos títulos universitarios y expertos en la materia, y muchos científicos y médicos, que nos ofrecen consejería o terapia paliativa o una píldora que nos haga sentir bien durante un par de horas, y el ciclo se repite una y otra vez, sin aportar soluciones reales a nuestro dolor interno. Pero Jesús nos dice en Juan 14:1 "No dejes que se turbe vuestro corazón; confía en Dios, y confía también en mí”. ¿Cuáles son las razones que nos causan ansiedad o preocupación, o desesperación? Podríamos escribir una larga lista de miles de razones que roban nuestra paz, pero por lo general se resume a unas cuantas. La codicia, que nos lleva a perseguir el dinero y las cosas, que no pueden satisfacernos, nos hacemos esclavos de nuestros deseos internos por objetos hechos de tela o papel o plástico o metal, o productos químicos y en todos los casos, incluso después de haber alcanzado el objetivo de nuestro deseo, no podemos tener paz, porque un nuevo tipo, o un nuevo modelo, o un nuevo diseño, o un tamaño más grande saldrá al mercado, el cual nos llevara a un nuevo nivel de codicia. La lujuria, la cual nos lleva a los impulsos morbosos por la carne de otros, y nos lleva a la destrucción de nuestras vidas, nuestros matrimonios, nuestro amor propio, caemos en el abismo de la inmoralidad; la cual comienza con un pensamiento, y si no es amordazada a tiempo, nos empujara a la acción, y antes de que nos percatemos, estamos sumergiéndonos en el lodo de la perversión, con la promiscuidad que nunca es satisfecha, y muchos son atrapados en prácticas abominables que son un hedor a Dios. Pues ellos están convirtiendo el templo de Dios en un templo de libertinaje y perdición. Muchas veces, circunstancias externas que están fuera de nuestro control nos roban nuestra paz interior, como en el caso de enfermedad o desempleo, o el desengaño, o la tragedia. De todos modos, estos casos son inevitablemente estresantes, y la ansiedad y la preocupación podrían guiarnos de manera inaudita a la depresión o la crisis nerviosa, las cuales a su vez podrían causar que nuestro cuerpo o nuestra mente nos fallen, agravando las circunstancias y haciéndonos caer en la miseria. La dirección de Dios es clara en todas estas circunstancias, y si aprendemos a confiar en Él, y si somos capaces de aferrarnos a Él, y pedirle que su mano misericordiosa nos sostenga Él nos rescatara y nos dará su paz. si mi pueblo, que son llamados por mi nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 Debo insistir, sin embargo, que sólo a través de la humilde sumisión a Dios, y obedecer su voluntad y sus mandamientos, sólo a través de seguir a nuestro Señor Jesucristo y sus enseñanzas podemos alcanzar esa paz interior codiciada, y yo le desafío a descansar en el Señor, para que Él le guíe, y a orar a Dios con fervor y aprender y practicar sus enseñanzas, y usted encontrará su paz, Y el Dios de esperanza os colme de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13 Rev. José A. Luna Un siervo de Cristo Jesús