El concepto de caminar es uno que nosotros los cristianos confundimos continuamente habiendo llegado a la fe en Cristo, y solemos pasar por alto el gran privilegio de formar parte de los elegidos, mientras contendemos con nuestro propio caminar por la vida diaria, ya que tratamos de mantenernos a par con nuestros innumerables retos para sobrevivir en la selva que este mundo se ha convertido.
Así es que corremos, nos apresuramos, nos afanamos vivimos en medio de la tormenta de una vida que termina arrastrándonos en cualquier dirección, excepto al lugar al que deberíamos querer llegar. Y la mayoría de nosotros estamos conformes con los resultados, pues creemos estar haciendo nuestro trabajo, (aquellos que tienen un trabajo), mientras vemos a nuestros hijos crecer y desarrollarse, y aprender, y convertirse en adolescentes y adultos como nosotros, y así terminan copiando el modelo que les hemos enseñado, y agregan nuevos detalles a este modelo, dándoles un toque personal, antes de pasarlo a una nueva generación.
Trabaja duro, maximiza tu tiempo, estudia mucho, encuentra una esposa o un marido, ten algunos niños, y capacítalos para repetir el ciclo de nuevo.
Algunos de nosotros en algún momento de nuestras vidas llegamos a la conclusión de que es todo una farsa, una falacia, un esquema de mundo, diseñado para hacernos creer que realmente estamos logrando algo, consumiendo, produciendo y viviendo una vida de falsos deseos y pretensiones e ilusiones , llena de deseos mundanos. Necesito el último modelo, necesito uno más grande, necesito más de lo mismo, necesito uno más rápido o uno más pequeño o uno que sea más eficiente, y necesito, necesito, necesito. Y así la vida sigue, y con ella la urgencia de comprar y trabajar duro para poder pagar por más de lo que "necesitamos" y nuestro caminar diario nos lleva hacia ningún lado, porque se convierte en cualquier cosa menos un caminar.
Jesús dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera.” (Mateo 11:29-30)
Y si nos detenemos a interpretar lo que Él esta tratando de decirnos, nos daríamos cuenta de que nuestra vida es un absurdo, un cúmulo de locuras cuidadosa y perfectamente empaquetadas para que las veamos normales y racionales. La normalidad de tener dos trabajos para poder comprar la casa más grande que no nos podemos permitir el lujo de comprar, y la cual no necesitamos, para que el mundo sepa que somos personas de éxito, es algo completamente normal en la mente de los necios. La racionalidad de tener un esposo y una esposa los cuales ambos trabajan a tiempo completo para pagar un estilo de vida el cual no llegan a disfrutar porque están demasiado ocupados trabajando, es una locura absoluta.
Nuestros niños terminan creciendo solos, por sus cuentas, y deseando tener padres que les ayuden de ves en cuando con sus tareas, o con los cuales poder jugar a la pelota una vez u otra.
Ciertamente, un gran porcentaje de la población de los países pobres del mundo no puede ni siquiera conseguir un trabajo, y tienen que agarrarse de lo que puedan encontrar para llevar alimentos a su mesa, mas estos, usualmente están mucho más cerca de sus hijos, y llevan una vida y relación familiar más significativa, pues estos aprenden a valorar lo poco que tienen.
El estilo americano nos ha enseñado a llevar una vida de desperdicios, ya que esto se ajusta al modelo económico del consumismo moderno y la acumulación de productos inútiles que nos dan la ilusión de ser ricos o "no pobres".
Sin embargo, incluso los ricos y famosos son por lo general los pobres y miserables, pobres de corazón, y miserables en sus vidas privadas, no es de extrañar que la tasa de suicidio entre los ricos es astronómica, en comparación con los casos de la clase media y los pobres.
Jesús dijo: "Llevad mi yugo y aprended de mí."
Por el bien de quienes no están familiarizados con el término, un yugo es un travesaño de madera o de metal con dos abrazaderas que atar un par de bueyes u otros animales de trabajo por el cuello para trabajar la tierra. Y la forma en que se son atados los convierte en fuerzas adjuntas y los obliga a caminar juntos. No pueden correr, y uno no puede dejar de caminar, mientras que el otro continua, pues uno arrastraría del otro, y ambos se ahogarían, este yugo requiere que ambos mantengan el mismo ritmo. Cuando ambos avanzan se mueven a paso igual, cuando ambos se detienen descansan juntos.
Esta es una metáfora del caminar en Cristo, pues la vida cristiana es un caminar diario, una entrega diaria a la voluntad de Cristo, sin preocupaciones por el mañana, sin temor por el futuro, sabiendo que caminando con Él, vamos a tener un caminar firme y constante, sin prisa, sin afán, guiados por Él conduce, aprendemos a encontrar su ritmo y las cosas siempre irán bien, porque Él siempre sabe donde debe ir, y donde debe llevarnos.
Hace un tiempo en Ohio, íbamos a predicar en una iglesia en los suburbios, y no sabiendo como llegar, estábamos parados en una gasolinera en el medio de la nada, pidiéndole dirección al Pastor a través del teléfono para poder llegar a nuestro destino, pero porque estábamos en una zona rural, la conexión era muy mala y a penas podía yo oírle, por lo que, temiendo perderme, le rogué que viniera a recogernos. El pastor finalmente llegó a donde estábamos, y lo seguimos a través de estrechas calles y caminos de tierra, hasta que, finalmente, 20 minutos más tarde, llegamos a la iglesia.
Mientras estábamos tratando de llegar a la iglesia por nuestro propio esfuerzo, tratando que obtener indicaciones para continuar hacia nuestro destino, esto parecía una tarea imposible, pero una vez que el pastor llegó, se acabaron las preocupaciones, porque el sabia exactamente a dónde iba, no teníamos necesidad de mapas o instrucciones. Solo tuvimos que seguirle, porque sabíamos que siguiéndole a el estábamos garantizados de llegar a nuestro destino.
Sucede exactamente lo mismo con nosotros, con respecto a nuestra vida espiritual, pues somos solo transeúntes en esta vida carnal transitoria, y todas las cosas que nos rodean están supuestas a ser utilizadas para la gloria de Dios, pero nos resulta imposible escuchar la voz de Dios cuando Él nos da instrucciones en medio del ruido y la interferencia del mundo. Así es que tenemos que parar! Estar quietos y esperar a que Él venga nuestro encuentro en la esquina de nuestra vida, para que podamos dejar de preocuparnos por encontrar el camino correcto, o por haber escuchado las instrucciones equivocadas, y permitirle que nos guíe mientras le seguimos.
Permítele poner la atadura de su yugo en tu cuello, y mientras el camina, camina con él, porque su yugo es fácil y su carga ligera.
Él dijo: "Venid a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo os haré descansar." (V 28) este verso nos concierne a todos y cada uno de nosotros, sin excepción.
Así que decídete a seguir a Cristo Jesús, decídete a entregar tu diario caminar a su señoría, porque Dios es amor y quiere lo que es mejor para ti, Él es Omnisciente y conoce la mejor manera de llevarte al éxito, y Él es Omnipotente, y Él te ha dotado de todas las herramientas que necesita para alcanzar la cumbre, la victoria Espiritual, la verdadera experiencia de estar conectado con Dios a través de Cristo Jesús.
Porque es Dios quien obra en vosotros el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Paz y amor en Cristo Jesús y en Dios nuestro padre
Rev. José Antonio Luna
Siervo de Cristo Jesús