Sé que nos merecemos todo el sufrimiento que viene a nosotros, pero también sé que Dios nos ha proporcionado herramientas asombrosas para eliminar o hacer frente a las consecuencias del dolor, pero mas importante, El nos ha proporcionado una manera de tener descanso, de tener paz y entendimiento en medio de la tormenta no importa lo grande que esta pueda parecer.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)
Es imposible que un hombre no sea por lo menos perturbado por ciertos momentos de tribulación, pero una vez que hemos captado una verdadera comprensión del hecho de que hay una paz que va más allá de todo entendimiento humano, una paz que esta por encima todas las circunstancias, y que esta paz nos es dada cuando llegamos a los pies de Jesús, y que esta paz está a nuestra disposición para disfrutarla una vez que nos decidimos a profundizar en la fuente que nos la provee; la cosa más obvia sería que nos apresuráramos a aprender como tener un flujo continuo de esta paz y llevarla con nosotros dondequiera que vayamos.
Porque esta paz es el secreto de la vida, es el secreto de la longevidad, de la riqueza espiritual, de alegría en abundancia, de la risa contagiosa, de insaciables deseos de aprender y crecer, de profunda motivación, esta paz es la fuente de la juventud.
Sin embargo, muy pocos de nosotros parecen estar realmente interesados en el descubrimiento y la exploración de este descanso que el Señor nos está arrojando en su sobreabundancia de amor.
¿Y por qué es eso? ¿Por qué hay tanta miseria, incluso en el mundo cristiano, y tanta lucha, y la tanta competencia y división y arrogancia y codicia y hambre por el poder?
¿Y por qué existe entre los hermanos esta incapacidad de hacer frente a las vicisitudes, a los problemas, a los engaños? ¿Porque tantos inclusive no logran sobrevivir?
Una de las carreras de mayor proliferación entre los creyentes hoy en día es la consejería cristiana, y eso es porque los cristianos están yendo en manadas a la oficina del consejero, buscando una manera de hacer frente a las dificultades. En el pasado, el pastor fue capaz de atender a los problemas de la congregación a través de conversaciones y visitas esporádicas a los hermanos. Hoy en día esto se ha convertido en una tarea imposible, porque los problemas se han vuelto tan complejos y los miembros que necesitan consejos se han multiplicado tanto, que el pastor no tiene otra opción que referirlos al consejo de un experto.
Las estadísticas nos muestran que el divorcio entre los cristianos se ha hecho tan común como el divorcio entre los no creyentes, acercándose a un cincuenta por ciento de todos los matrimonios; hace apenas cien años que dichos números eran menos de un cinco por ciento. Leí en un estudio reciente que tres de cada cuatro hijos adolescentes de familias cristianas son falsos cristianos, y hay más, la creciente tasa de deserción del cristianismo, y la tasa de conversión a otras religiones son asombrosas. Parece que la verdad del evangelio ha perdido su atractivo en el mundo civilizado.
Me desconcierta saber que la religión de más rápido crecimiento entre los hispanos es el Islam, realmente me rompe el corazón el oír tales noticias.
Pablo escribió en Gálatas 1:9: Si alguien está predicando un evangelio distinto del que habéis aceptado, ¡que caiga bajo maldición! Y mucho del problema radica en el hecho de que el cuerpo de Cristo se ha hecho débil y blando por la falta de ejercicio, la iglesia moderna no predica un evangelio de arrepentimiento, no predica la santificación, no predica el Jesús de Gólgota, no predica el Reino de Dios, pero esta más bien predicando un reino mundano, o de entretenimiento para mantener la presión baja, o apaciguar a los miembros, o rascarles los oídos.
Y los verdaderos cristianos se están convirtiendo en pocos y aparte; verdaderos individuos comprometidos, dedicados al evangelio, separados del mundo, y los cuales viven una vida de devoción son menos cada año.
No puede haber paz en un corazón que en realidad no conoce a Jesús. No puede haber descanso en un corazón cuyo pan de cada día se está recogiendo en una iglesia de comida rápida, una iglesia sin nutrición, sin fuerza; fuerza que sólo puede encontrarse en el poder del Espíritu Santo, Espíritu Santo, que no acepta lidiar con el diablo y que no participará en las charadas que se están montando todas las semanas en las miles de iglesias que se autodenominan cristianas.
Necesito desafiar a cada uno de ustedes hoy, porque hay una vida victoriosa en Cristo Jesús, que excede a nuestra imaginación más salvaje, hay una paz gloriosa al alcance de nuestras manos, la cual fue ordenada para nosotros y la cual tenemos el derecho a tomar posesión cuando nos convertimos en seguidores de Jesucristo. Mas un corazón lleno de manchas y arrugas no puede encontrar su camino a la victoria, la sangre de Jesús debe ser vertida en ese corazón, y esa preciosa sangre sólo puede ser rociada por la devoción, a través del estudio, a través de la fiel obediencia de sus mandamientos, a través de la práctica de sus mandamientos del amor incondicional y sincero al prójimo, y por los enemigos, y por aquellos que nos persiguen.
Si tu iglesia no te está proporcionando esta guía y esta enseñanza, búscala por tu cuenta, la única ayuda que necesitas ya está a la mano. El Espíritu Santo de Dios te guiará y te aconsejara. Reúnete con los hermanos, y formen grupos de aprendizaje para este fin, pero nunca te niegues el derecho a ser llenado con la herramienta más poderosa que la ha sido dada a cada hijo de Dios; su descanso.
Existe una íntima relación entre la paz de Dios y la unción del Espíritu Santo, y con el fin de recibir ambos, debes ser vestido para la ocasión, completamente vestido con la armadura de Dios, y empapado con la sangre de Cristo, y para ponerte este vestido todo lo que necesitas es, tu persona, tu Biblia, y un inquebrantable compromiso nacido del corazón. Así que hazlo!
quítate tu viejo yo, y ponte el vestido de la salvación, y del descanso en el Señor.
Que el Dios de la paz dé la paz a sus corazones en todas las circunstancias!
Rev. José A. Luna
Siervo de Jesucristo