Como ministro del Evangelio, he sido llamado para predicar la verdad revelada por la palabra de Dios. Me doy cuenta de que a menudo he ofendido a aquellos que predican un evangelio distinto del que se encuentra en las Escrituras. Como la serpiente vendió una mentira a Eva. Muchos hombres y mujeres se han dedicado a vender un Cristo que no es el Cristo de la Biblia.
Pero no me importa y nunca me importara lo que piensen o lo que hagan aquellos que han optado por caminar en la cuerda floja con respecto a su salvación. Fui elegido por Dios para hablar en su nombre, fui enviado por Jesús para traer su mensaje a las naciones, para restaurar a los hermanos que están siendo distraídos por las falsas enseñanza, por un evangelio distorsionado.
He sido enviado para llevar un mensaje de verdad, la verdad que Jesús enseñó a los apóstoles, la verdad que los doce predicaron a las naciones de Asia y África y Europa, y la cual costó a cada uno de ellos sus vidas.
Porque todo lo demás es falacia, es una blasfemia, es una aberración del mensaje de Jesús y una llamada a la condena para aquellos que lo predican y para los que les siguen.
Soy un hombre sencillo nacido en un barrio en los suburbios de Santo Domingo, quien ha sido inmerecidamente rescatado por la mano de Dios de la oscuridad eterna, y a quien el Señor ha preparado y enviado con un solo propósito, y ese propósito esta escrito palabra por palabra en las escrituras, no necesita ser decorado, o adornado, o repensado, o acomodado, o editado.
Y cualquiera que toque una sola letra de la palabra de Dios, o que la haga sonar diferente es sólo soy un tonto, sin conocimiento ni respeto por las cosas de Dios, y quien ha vendido su alma al diablo (Mateo 5:18) (Apocalipsis 22:18-19)
La Biblia misma grita sobre este problema. Jesús conoce el corazón del hombre y su tendencia a desviarse de la verdad, y Jesús dijo: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, dirán:" Yo soy el Cristo ', y engañarán a muchos. "(Mateo 24:8-9)
Pero no permitan que a ustedes se les llame "Rabí", porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie en la tierra "Padre", porque uno es vuestro Padre, y él está en el cielo. Ni permitan ser llamados "maestro", porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El más importante entre vosotros será vuestro siervo. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. (Mateo 23:8-12)
Las cartas de Pablo a los Corintios y los Gálatas nos dan dos grandes ejemplos del dolor que la iglesia ha pasado desde el principio a consecuencia de esta iniquidad. La Biblia nos dice; ‘pero incluso si nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡que caiga bajo maldición! Como ya hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien está predicando un evangelio distinto del que habéis aceptado, ¡que caiga bajo maldición!’ (Gálatas 1:8-9).
Pablo habla a los Gálatas de la verdadera revelación del Evangelio, y como Él les escribe a ellos les escribo yo a ustedes hoy, no he sido enviados a agradar a hombres sino a Dios, y a predicar la sangre de Jesús como el único camino a la salvación, a predicar la humildad y la sumisión a Cristo, a predicar los frutos del espíritu y la compasión y la hospitalidad y la generosidad y la caridad y el amor. Y a despertar en ustedes un hambre audaz por la salvación de los perdidos
Pero me temo que así como Eva fue engañada por la astucia de la serpiente, sus mentes sean desviadas de una sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que hemos predicado, o si reciben otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, le siguen con bastante facilidad. Pero no creo ser en lo más mínimo inferior a esos "súper apóstoles". (2 Corintios 11:3-5).
La labor del Ministro es una de compromiso y dedicación, y es un trabajo duro.
Hoy en día hay muchos que se llaman apóstoles, que nunca han estado en el campo misionero, y que se hacen rodear por seguidores de hombres, y se adornan ellos mismos con grandes títulos que roban la gloria a Dios.
Un verdadero apóstol no se apoya en el trabajo de otros y no se enseñorea de nadie, el apostolado es una oficina, no es un don o un titulo, y es asignado por el mismo Jesús. Es un trabajo el cual se hace por el Cuerpo de Cristo, y el cual da gloria y honor a Dios
Los que quieren llamarse a sí mismos apóstoles que así lo hagan, pero no vayas tras ellos, sólo hay uno al que todos debemos estar mirando continuamente, aquel que pagó el precio por los pecados del mundo y nos vistió con Su justicia. Y debo advertir a los amantes de grandes títulos y quienes se hacen rodear de lujos y de influencia. Jesús habla de ellos en la Biblia. Esta práctica es pecaminosa y es una vergüenza para el Evangelio, es engañosa y traerá a estos y los que les siguen a la eterna ruina
Si usted es un verdadero apóstol lo felicito y alabo a Dios por usted, pero le sugiero que incluso usted escudriñe su corazón y traiga a su apostolado delante del Señor por si acaso usted se está engañando a si mismo.
Si quieres ser un apóstol, mire a los ojos de Cristo, y al campo misionero, deje todo lo que está haciendo y láncese a esta labor, ya que es honorable en cualquier hombre, querer seguir los pasos de Jesús y de Pablo y de cualquiera de los apóstoles, y vivir una vida de sacrificios, de amor y dedicación, sufriendo penurias en el campo de las misiones por el bien del Evangelio.
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. (2 Corintios 13:14)
Rev. José A. Luna
Un siervo de Cristo Jesús