Una persona me preguntó recientemente cómo podría dejar el hábito que tiene, una segunda persona me preguntó, ¿cómo hago para que mi hermana venga a Cristo? Una tercera persona me preguntó por qué se siente como si la iglesia estuviese llena de mentirosos y de hipócritas y falsos cristianos.
Sin lugar a dudas yo podría producir una respuesta razonable a cada una de estas preguntas. Una respuesta la cual claramente describiría los motivos por los que estas cosas pasan, mas producir respuestas individuales sería sobre-simplificar el asunto, y no hacer honor a Cristo con una respuesta verdaderamente significativa.
La gran variedad de patrones de comportamiento humano están conformados por factores como la formación, la paternidad, el medio ambiente, todos ellos atados al pecado original, y esto se debe a que estas influencias son las que forman nuestras creencias centrales las cuales a su vez determinan quiénes somos, lo que hacemos, cómo pensamos, y patrones más generales como; con quien nos casamos, que carrera estudiamos, qué rasgos desarrollamos, que hábitos adoptamos, etc.
Cuando venimos a Cristo, venimos cargados con todas estas costumbres, las cuales van a continuar gobernando nuestras vidas, es decir, a menos que aprendamos a matarlas de hambre. Y este es el punto de este mensaje.
Pero, ¿cómo mataremos de hambre lo que nos mantiene vivos? Mi respuesta la cual ha sido probada a través del tiempo es. He sido crucificado con Cristo y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. La vida que vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó se entregó por mí (Gálatas 2: 20). Conozco este verso de corazón porque he envuelto los objetivos de mi vida a su alrededor. Trato todos los días de respirarlo, caminarlo, hablarlo, meditarlo, hacerlo una filosofía y un estilo de vida, y sin embargo, de vez en cuando todavía tropiezo y me encuentro pidiendo perdón a Dios.
Otro versículo que he atado a éste y que por lo general me mantiene alejado de estos errores ocasionales es Romanos 12:2; no os ajustéis por más tiempo a los patrones de este mundo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente, entonces seréis capaces de comprobar cuál es la voluntad del padre, su buena, agradable y perfecta voluntad.
Cuando yo era niño mi madre nos enseñó un pequeño poema acerca una piedra que cae por una colina, una rima hermosa la cual se imprimió en mi subconsciente y me sacó de muchos problemas en mis anos de crecimiento, ya que me enseñó a poner el freno cuando las cosas se estaban saliendo de control. Del mismo modo, cuando era joven, mi madre me dio un recorte de periódico el cual he guardado cuidadosamente en mi colección de recuerdos. Este clip tiene una poesía sencilla la cual nos enseña a levantarnos cada vez que caemos, y el cual contiene mucha sabiduría. Aun hoy día a menudo recito este poema, Para continuar recordando el coraje y la determinación que se necesita en el camino por la vida. E hice un estilo de vida alrededor de ese poema en la mayor parte de mi vida.
Hoy, mientras escribo este artículo, el Señor me muestra que debemos aprender a extraer las enseñanzas positivas adquiridas a través de la vida, e incrustarlas en nuestra vida cristiana, para hacerla una vida más fuerte, mejor, más sabia, más profunda.
Debido a que cada uno de nosotros que vino a Cristo en su vida adulta, tiene un conjunto de comportamientos que deben ser aniquilados mientras morimos en la carne, pero también un conjunto de experiencias que tienen un valor profundo, y que el Señor permitió que viviésemos, con el fin de que les utilicemos para su gloria a medida que aprendemos a andar su camino. Debemos aprender a integrar estas experiencias de nuestro pasado en nuestro camino por la fe, hacer de nosotros una nueva creación, un individuo indestructible, con poder, sabio, profundo, extraordinario, quien sabe multiplicar y producir frutos, y quien aprende a usar el poder que le ha sido dado por Dios para optimizar el poder de su armadura, el yelmo de salvación, el cinturón de la verdad, los zapatos ceñidos con el evangelio de la paz. la coraza de justicia; los cuales te harán un guerrero poderoso, quien sostiene diestramente en un brazo el escudo de la fe y en el otro la espada del espíritu que es la palabra de Dios,
Y siempre recordando que los ataques vendrán desde tu interior al igual que desde afuera, Te mantendrás alerta, no cediendo a los patrones de este mundo, y tomando cada una de esas herramientas que el Señor te dio a lo largo de tus años de oscuridad, puedes Lanzarte hacia la meta, haciendo de ti mismo un ministerio ambulante. Transfiriendo a aquellos que viven en la oscuridad cada pedacito de enseñanza que has estado llevando dormida en tus adentros.
Tienes experiencia en muchas áreas, retraza tu memoria y haz un inventario de las cosas que solías hacer, de tus costumbres, tus hábitos, tus recuerdos de infancia, y las cosas que haces hoy. Si fuisteis un borracho puedes hablar con los alcohólicos, si eras un adicto a las drogas, puedes ayudar a aquellos que hoy están atrapados en ellas, si has sido un empresario, podrías ser un empresario mejor para el Señor, pero por sobre todas las cosas, extrae desde adentro cada aspecto de tu vida, lo malo en bueno, y filtra cada pensamiento sometiéndolo a Cristo,
Las armas con que luchamos no son armas de este mundo. Sino indestructibles armas con poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Y estaremos listos para castigar todo acto de desobediencia, una vez que nuestra obediencia es completa. (2 Corintios 10:4-6)
Para poder vivir tienes que morir. La sumisión trae libertad, y victoria y abundancia. Y trae a la vida un nuevo tú, el cual no puede ser avergonzado o derrotado, y que camina siempre exuberante y alto.
Que el Señor te llene de poder para que seas tú y superes todo obstáculo, Para que el mundo vea la imponente luz que reflejas en Cristo Jesús!
Rev. José A. Luna
Un siervo de Cristo Jesús
edificante este mensaje .. lo recomiendo. Saludos Pastor Luna. GRUPO JC