Filemón

Henrietta Mears – La más corta de todas las cartas de Pablo fue dirigida a Filemón (aunque otras dos personas están incluidas en el saludo). Pablo ruega a Filemón, el amo de Onésimo, un esclavo fugitivo, que lo reciba de vuelta como hermano en Cristo (ver Filemón 16–17 ). Esta carta tan personal revela no sólo la preocupación del apóstol por un esclavo convertido, sino también una demostración práctica de la fraternidad en Cristo, donde “no hay esclavo ni libre” ( Gálatas 3:28 ). El amor cristiano y el perdón se destacan en el libro de Filemón. Aquí se muestra claramente el poder del evangelio para ganar a un ladrón y esclavo fugitivo y para cambiar la mente de un amo. Este es un libro de cristianismo aplicado, un libro de texto de servicio social.
El Reverendo Sir W. Robertson Nicoll, editor de Expositor’s Bible, dijo una vez: “Si tuviera que codiciar algún honor de autoría, sería este: Que algunas cartas mías se encuentren en los escritorios de mis amigos cuando su vida la lucha ha terminado.” No sabemos si Pablo codiciaba este honor o no, pero escondido en su Nuevo Testamento, entre Tito y Hebreos, encontrará una carta modelo escrita por un maestro de la escritura de cartas. Es una carta personal de Pablo a Filemón. Solo un capítulo, solo 25 versículos, pero que contiene declaraciones tan fuertes y hermosas tan bien expresadas que se destaca como una joya, incluso en el Libro de los libros.
Note la cortesía y el tacto de la carta de Pablo. Escribir cartas parece ser un arte perdido en estos días, habiendo dado paso a correos electrónicos y mensajes de texto, pero cualquier tipo de texto puede ser un ministerio para Dios, si hacemos que así sea. Algunas personas a las que les resulta difícil hablar con alguien acerca de Cristo podrían escribir fácilmente sobre Él. Entonces, también, el texto es bueno para quien lo recibe, porque la persona tiene la oportunidad de leerlo y releerlo y reflexionar sobre su contenido. Use el teclado (o ese bolígrafo anticuado) para testificar a sus amigos. Recuerde que todo lo que nos ha sido preservado del ministerio de Pablo ha venido principalmente a través de sus epístolas—cartas, incluso las más cortas. ¡Qué herencia son sus cartas para todos los cristianos de hoy! Para apreciar lo que Dios pensaba de la correspondencia, fíjate en cuántas cartas nos guardó en la Sagrada Escritura.
En esta carta, Pablo intercede ante Filemón (que era un destacado miembro de la iglesia de Colosas) por su esclavo fugitivo Onésimo, que le había robado a su amo y se había dirigido a Roma. Allí había sido traído providencialmente cara a cara con Pablo y había encontrado a Cristo como su Salvador. Se hizo querer por el apóstol por su devoto servicio. Pero Pablo sabía que él era el esclavo legítimo de Filemón, por lo que no podía pensar en tenerlo permanentemente. Entonces Paul lo envía a casa y le ruega a Filemón que lo lleve de regreso. Se hace personalmente responsable de las deudas que tiene Onésimo, y pide que se carguen a su cuenta (la de Pablo). Deseaba salvar al esclavo fugitivo del severo y cruel castigo que merecía según la ley romana. Pablo envió su carta con el esclavo para que Onésimo no se encontrara solo con su amo indignado.
Esta carta trata de la cuestión de la esclavitud, pero Pablo no exige la abolición de la esclavitud. En cambio, muestra que la esclavitud nunca puede ser un subproducto del cristianismo. Esta hermosa carta del anciano siervo de Dios, destinado a servir el evangelio, presagia el momento en que los lazos del amor de Cristo romperán los lazos de la esclavitud. (De qué se trata la Biblia)