Tuve recientemente la oportunidad de sentarme a compartir con un puñado de niños cristianos entre las edades de seis y doce años sobre un tema muy básico que para los cristianos es el centro de esta y todas las temporadas de Navidad, la historia de la natividad.
Lo más extraordinario es que entre los niños había una brecha tan gigantesca, una tan enorme disparidad en el nivel de conocimientos básicos de esta historia, yo estaba atónito, que un niño de seis u ocho o doce años de edad no sepa, por lo menos básicamente, la historia del nacimiento de Jesús, sobre todo, no un hijo de padres cristianos. Pues estoy seguro de que, incluso entre las familias no cristianas, esta historia resuena con frecuencia durante las fiestas navideñas, y en el peor de los casos, la tenemos en los anuncios de televisión, en obras de teatro, espectáculos, comedias, cortometrajes, películas de larga duración, caricaturas, canciones, libros, revistas, en todas partes. Y más importante aun, la tenemos en la Biblia, en el libro de nuestra fe.
No puedo discutir las condiciones de vida o las responsabilidades diarias de cualquier padre cristiano, no estoy en ninguna condición para sugerir que puedan ser malos padres o padres perezosos o padres muy ocupados o cualquier otro tipo de padres, pero muy brevemente voy a contarles acerca de dos pastores con los cuales estoy muy de cerca. Ambos son hombres dedicados a la palabra, ambos son santos, con una gran unción, y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. Ambos son responsables de sus respectivas congregaciones en sus iglesias, y con muchas otras responsabilidades que llenan sus días y semanas y años.
Uno de estos pastores, a pesar de no tener la necesidad de viajar muy a menudo, a pesar de ir a dormir en casa todas las noches, encontraba sus días tan ocupados que no pasaba mucho tiempo con su esposa e hijos, se encontraba tan enfrascado en las cosas de la iglesia y el ministerio que rara vez tenía tiempo para compartir la palabra de Dios con sus hijos. Su esposa, una devota cristiana y líder de la iglesia, estaba tan ocupada como su marido y no motivaba a sus hijos a leer la Biblia o de vivir una vida cristiana.
Hoy en día el mayor de sus hijos, un joven de corazón noble y con mucho potencial, se ha convertido en un adicto a las drogas y se encuentra involucrado en asuntos delictivos con la policía por tráfico de drogas, el joven tiene apenas veinte años de edad, la segunda de sus hijos, una jovencita muy hermosa, ha estado recibiendo terapia por problemas de promiscuidad y la homosexualidad. Esta es una situación muy triste para una pareja que ha dedicado la vida a Dios y que siempre ha sido ejemplo de liderazgo y compromiso espiritual en su iglesia, aun al costo de haber descuidado su responsabilidad con sus hijos.
El segundo pastor, un hombre de fe inquebrantable y totalmente comprometido con su ministerio, a menudo se ve forzado a dejar a sus hijos solos con su madre debido a los compromisos asumidos por el ministerio en el extranjero. Su esposa a menudo tiene que acompañarlo en estos viajes, y cuando no viaja con el, esta obligada a cuidar de la iglesia. Todo esto añadido a sus muchas otras obligaciones deja a esta pareja con poco tiempo para dedicarlo a la vida familiar. Sin embargo, este pastor junto a su esposa han hecho una parte o su rutina diaria el orar y compartir la palabra de Dios con sus hijos, cuando el no está presente, su esposa toma la responsabilidad de esta tarea, y cuando ambos viajan, la persona responsable de quedarse con los niños es instruida específicamente sobre la necesidad y la prioridad de las clases bíblicas, aun por encima de sus deberes escolares.
Los hijos de este pastor son ambos, en la actualidad, líderes de la iglesia, jóvenes cristianos dedicados con pasión a Cristo y a su palabra. La mayor, una joven la cual ya está en la edad del matrimonio, está demasiado ocupada con sus estudios y la iglesia para preocuparse acerca de los hombres o el matrimonio, ella considera que es más importante, al menos por ahora, convertirse en la persona completa y en el ministro que el Señor quiere que ella sea. E igualmente, el más joven está en el mismo camino de su padre, dedicado a la música y al ministerio.
Esta situación trae a mi mente la historia de Eli y sus hijos, Ofni y Finees (1 Samuel 2:12-36) y los muchos proverbios y salmos y las enseñanzas de la Biblia acerca de la instrucción adecuada de nuestros niños, nuestra responsabilidad como padres de educarlos en el temor del Señor y en el amor a su palabra.
Dios no nos da una instrucción específica o especial en su palabra acerca de cómo manejar el cuidado de nuestros hijos, mas El nos instruye con claridad acerca de la importancia de la disciplina y la orientación amorosa y la reprobación y la transferencia de nuestra fe a sus vidas.
Salmo 22:6 es una famosa cita la cual sería guía suficiente si la siguiéramos fielmente. "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Esta es una verdad probada la cual cuando es aplicada a cualquier niño, cristiano o no cristiano, siempre dará buenos frutos.
No creemos que el caso será siempre que nuestros hijos se convertirán en fruta podrida o dañada o en criminales si no les instruimos correctamente o si somos muy sueltos en cuanto a su atención, pero las probabilidades están en gran medida a nuestro favor de que serán ciudadanos modelos y honestos y trabajadores dedicados, si les enseñamos el camino que deben seguir.
El caso particular de la situación de este grupo de niños no necesariamente significa que no se les está instruyendo adecuadamente o que sus padres no les dedican suficiente tiempo; pero yo, como ministro cristiano se, de acuerdo con mi experiencia, que la Biblia es el libro más importante que hay y habrá nunca en la vida de una persona.
La tecnología moderna permite que hoy en día sea fácil para los padres abandonar el cuidado de sus hijos en manos de Nintendo o Playstation o Xbox, aunque todos sabemos que estos aparatos simplemente no hacen muy buenas niñeras, especialmente si los juegos disponibles no son censurados por los padres.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16).
Que el Señor les guíe a separar siempre una parte de su tiempo para sus hijos!
Rev. José Antonio Luna
Siervo de Cristo Jesús
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