Él no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. (Mateo 22: 32b)
Cuando Jesús confronto a los saduceos acerca de la resurrección, Él dijo algo profundo y significativo, que a menudo pasamos por alto. Porque al decir estas palabras, estaba hablando de que Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Los tres patriarcas, que habían profesado fe en Dios, pero que obviamente están ahora muertos.
Esto nos hace pensar, que Jesús está hablando de algún tipo de condición especial, cuando está diciendo que Dios es el Dios de los vivos.
Yo Les propongo que Jesús habla específicamente de aquellos que han profesado fe en Cristo y, por lo tanto, están espiritualmente vivos en la tierra o en el cielo. Porque Dios no es el Dios de aquellos que viven en la tierra y rechazan el Señorío de Cristo, aquellos a quienes la Biblia declara muertos en sus transgresiones. (Efesios 2: 1) La Biblia dice acerca de ellos, en Romanos 1:24 que Dios los entregó a los deseos pecaminosos de sus corazones. Ni es Él el Dios de los que murieron en sus pecados y ahora están en sus tumbas esperando el juicio y su consecuente segunda muerte. (Apocalipsis 2:11)
Los que siguen a Jesús, sin embargo, son mencionados en la Biblia como resucitados y vivos en Cristo, (Romanos 6: 5, 6:11), y son hijos de una promesa mayor, la esperanza de la Gloria y la vida eterna en el cielo. (Colosenses 1:27, I Juan 5:13)
Por lo tanto, ¡Avívate, abraza el regalo gratuito de la salvación, Cristo te está llamando!
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